San Francisco de Asis

Cuando inicié mi curso de numerología, mi maestra dijo que uno de los Maestros Ascendidos, osea de los espiritus evolucionados dentro de la humanidad, era Pitágoras, que a su vez reencarnó en San Francisco de Asis, y en Kuthumi ( de quien todavía no sé gran cosa), este espiritu evolucionado tenía la tarea de enseñar varias cosas al hombre, como Pitágoras, la numerología, y como San Francisco de Asis, el desapego a lo material.

Pero yo no me había interesado tanto en Francesco (su nombre de pila), solo sabía que hacía milagros con los animales y que había dejado toda su riqueza para entregarse de lleno a predicar y ser uno más entre los mas pobres.
Hace poco televisaron una serie precisamente sobre su vida, la cual no termine de ver, pero deje grabando y cuando regresé de mis vacaciones, vi junto con mi novio.

A partir de eso, generé un poco más de conciencia con respecto a ciertas cosas. Se supone que estos espiritus (Jesús, San Francisco, el mago Merlín entre otros) deben ser una especie de ejemplo para nosotros, y claro, no todos podemos renunciar la materialismo, pero si podemos comenzar a desapegarnos.

Francesco creció con mucho dinero a su alrededor, su padre era comerciante, y por lo mismo le dio lo mejor en cuestión de educación, ropas, viajes, etc. Según cuentan biografías, no fue de la noche a la mañana que decidió deshacerse de todo y ser pobre, fue un proceso. Gracias a una enfermedad, comenzó a ver que lo material no era tan importante, luego llegaron los sueños, las señales, y poco a poco comenzó a entender que estaba llamado a ir mas lejos que muchos.
Luego, con la fé, la falta de ego, y la sabiduría que había encontrado, llegaron los milagros, como el famoso milagro del lobo en el que logra amansar a una bestia sádica que ya no mataba para comer sino simplemente por placer, y a la cual convenció de hacer una tregua con la comunidad que tanto le temía, y desde entonces el lobo se convirtió en la fiel mascota de todos. Al final de su vida, ya enfermo, fue estigmatizado.

Era conocido por su “habilidad” para entender a los animales, y porque estos mismos parecían entenderle y lo obedecían.
Pero su principal enseñanza, es como dije ya, el desapego, fue alguien que logro hacer a un lado el deseo de tener, y sobre todo de acumular, encontró felicidad viviendo entre los mas pobres y enfermos, (como los leprosos). El quería no solo predicar, y ayudar a los necesitados, quería vivir como uno de ellos porque así aprendió a ser feliz, confiaba en que Dios le proveería de todo lo que le era indispensable y asi fue, y aún en sus momentos de enfermedad (que fueron muchos) su espiritu logro elevarse por encima del cuerpo físico.
Si en ese entonces, ya era tachado de loco por deshacerse de sus riquezas, no me imagino como sería si hubiera nacido por estas fechas. Y es que a veces somos tan cosumistas que es difícil (pero no imposible) no dejarse llevar por la competencia de tener y acumular.
Y de pronto entendí que no es necesario volverme una ermitaña en medio de un monte y predicar con la biblia o cualquier “libro sagrado”, pero si puedo aprender a darle un valor mas real a los objetos que tengo y a los que deseo ( en si no creo ser muy materialista, pero puedo dejarme llevar).

Me vienen a la mente tantos y tantos ejemplos de tantas personas a las que he visto presumir desde celulares de moda hasta zapatos y vestidos de mas de 1500 pesos, y no sentir ni tantita pena de andar tallandole en la cara a la gente ( a la que por cierto le vale un comino) cuanto es que se gasta y cuanto gana en su trabajo, supongo que eso para mucha gente es seguridad, es personalidad, es distinción...

Tal vez es cursi, pero creo que hay cosas mas abstractas que dejan un sentimiento o una sensación mas duradera que cuando te compras algo que deseabas, al menos a mi me pasa que el gusto me dura uno o máximo dos días, y luego vuelvo a la estabilidad, la emoción momentanea de la compra se va y no deja nada. Pero si puedo hablar de algo mas trascendente cuando hice algo por alguien de corazón, o cuando deje de juzgar a quien sea porque me doy cuenta de que no soy nadie para ponerme a corregir al otro.

En realidad no es tan difícil, pero creo que esto lo dice mejor:

Oración de San Francisco de Asís

Haz de mí, Señor, un instrumento de tu paz.
Que donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa perdón;
donde haya discordia, ponga unión;
donde haya error, ponga verdad;
donde haya duda, ponga confianza;
donde haya desesperación, ponga esperanza;
donde haya tinieblas, ponga luz
y donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Haz, en fin, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar;
en ser comprendido, como en comprender;
en ser amado, como en amar.

Porque dando es como se recibe,
olvidando es como se encuentra,
perdonando se es perdonado
y muriendo se resucita
a la vida que no conoce fin.